Diferentes modelos teóricos psicológicos que se abordan en América Latina
Psicoanálisis: defendido con igual fervor
que con el que se le ataca, no hay dudas de que este paradigma psicológico
impulsado por el austriaco Sigmund Freud ha marcado la historia de la
psicología y, en buena medida, la historia del arte.
Desde el psicoanálisis se considera que la génesis de los
desequilibrios psicológicos hay que entenderla en las experiencias del sujeto,
que incluye su nacimiento, las relaciones con sus padres en la infancia, la
sexualidad y otros eventos vitales que inconscientemente marcan una forma de
sentir y actuar.
El objetivo de la terapia psicoanalítica es hacer consciente las
motivaciones y los significados inconscientes del sujeto. Para ello se vale de
su técnica más conocida, la asociación libre, mediante la cual se estimula a la
persona a expresar libremente todo lo que venga a su mente. El psicoanálisis
clásico, no obstante, su importancia en la historia de la psicología, como
método de terapia psicológica tiene un gran inconveniente: implica años de
sesiones frecuentes de psicoanálisis.
Conductismo: Su objeto
de estudio es la conducta observable, porque todo lo demás no es susceptible de
medirse científicamente, la terapia psicológica conductista da un papel
fundamental al aprendizaje en el desarrollo de las conductas tanto anormales
como normales. Las conductas son aprendidas y por tanto, se pueden desaprender
o aprender nuevas conductas más adaptativas. Pioneros de esta corriente son los
científicos John Broadus Watson y Burrhus Frederic Skinner, quienes sostuvieron
sus postulados en los descubrimientos del fisiólogo ruso Ivan Petrovich Pavlov.
En el conductismo la persona tiene un papel muy activo en la
terapia y lo común es que deba realizar independientemente activi[i]dades
que forman parte del proceso terapéutico.
Psicología cognitiva: para el cognitivismo no solo importa lo que
hacemos, sino cómo pensamos y cómo los pensamientos disfuncionales nos llevan a
conductas anómalas. Desde esta corriente se busca conocer los constructos
cognitivos del mundo que tiene la persona y cambiarlos para generar bienestar.
Si cambias cómo piensas, cambiarás cómo te sientes, parecen decirnos desde este
enfoque.
La simbiosis entre conductismo y cognitivismo dio como resultado
una de las corrientes psicológicas más sólidas en la actualidad: el enfoque
cognitivo-conductual.
Humanismo: muchos cuestionan sus resultados, pero pocos
niegan que el humanismo es un enfoque inspirador. Como corriente psicológica
fue impulsada por figuras como Carl Rogers y Abraham Maslow. Ve en el hombre un
ser capaz de tomar decisiones racionales y desarrollar su máximo potencial. El
humanismo cree en el hombre y su capacidad innata para crecer, no huye de la
subjetividad humana como objeto científico, sino que la abraza y realza.
Desde la terapia psicológica humanista el terapeuta no es una
figura de autoridad, sino que tiene una relación cercana con su cliente
ayudándole a ser más consciente de sí mismo, más responsable y a alcanzar
nuevos escalones en su autodesarrollo.
Referencia Bibliográfica
Navarro Obeid, J. E., & Castro
Hernández, C. J. (2018). Enfoques, Teorías y Perspectivas de la Psicología y
sus Programas Académicos. 164. https://doi.org/10.21892/9789588557748
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